Los textos escritos pueden ser expositivos o argumentativos. El primero se usa para dar a conocer una información, mientras que el segundo, para convencer a la audiencia. Veámoslos en detalle.
La palabra texto se refiere a las estructuras lingüísticas que empleamos para comunicarnos. A su vez, estas estructuras son la forma en que se ordena o configura el lenguaje que utilizamos, de acuerdo con lo que queremos comunicar. Por lo tanto, hay diferentes tipos de textos: escritos, orales e incluso visuales (por ejemplo, las señales de tránsito en las carreteras).
Seguidamente nos ocuparemos de los textos escritos. Estos se caracterizan por tratar un tema, tener una forma (estructura), ser coherentes (debe existir una relación lógica entre los elementos que lo componen), y presentar cohesión (las partes que lo componen deben encontrarse bien enlazadas entre sí, para que su lectura sea fluida).
El texto expositivo es un texto o discurso cuyo objetivo central es dar a conocer un tema o información a los receptores (lectores u oyentes). Como su nombre lo indica, corresponde al tipo de construcción lingüística que se emplea cuando redactamos un trabajo escrito o preparamos una disertación en los que exponemos uno por uno los puntos relevantes y necesarios para que quienes leen o escuchan comprendan de qué trata nuestro discurso.
• Texto descriptivo (orden deductivo): El tema se expone al inicio del texto y a continuación se detallan las características del objeto o fenómeno tratado, es decir, se lo describe, de manera que el receptor pueda generar una imagen mental de éste.
• Texto secuencial (orden temporal): Se presentan en orden cronológico, aquellos elementos o hechos que conducen a la realización de un fenómeno o a la producción de un objeto.
• Texto comparativo (orden de comparación y contraste): se presentan ideas u objetos diferentes que se comparan entre sí, para llegar a una conclusión fundada en las diferencias y semejanzas que han podido observarse.
• Texto de orden causal: el texto ordena la información en términos de causa y efecto.
• Texto de orden inductivo: Primero se dan a conocer los datos asociados a un tema y luego la idea central respecto a éste.
La Cohesión: Para que un texto sea cohesivo es necesario que el emisor haya vinculado entre sí las oraciones mediante los elementos que marcan las relaciones semánticas. La cohesión permite apreciar en conjunto las oraciones, por eso, se dice que es una relación interoracional que permite que las oraciones se organicen en un texto. De este modo, un texto no es la suma de las oraciones que lo componen, sino que es el producto de relaciones transfrásticas (entre oraciones) que se instauran en él.
La Coherencia:
Hace referencia al dominio de procesamiento de la información.
El mensaje que vehiculizan los textos se estructura de una determinada
forma, según cada situación de comunicación.
La coherencia establece cuál es la información permanente que
se ha podido comunicar y cómo se ha de hacer (en qué orden, con qué
grado de precisión o detalle, con qué estructura, etc.).
Por ejemplo: las redacciones o las exposiciones de los alumnos que son
desorganizadas, que repiten ideas y las mezclan, y que no dicen las cosas
de forma ordenada, aquellas no tienen ningún esquema, son
“textos incoherentes.
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